Querido hermano, me encuentro en aratón, dista 40 kilómetros de nuestra amada Atenas. Te escribo desde mi tienda ultimando los preparativos para la batalla que se librará en menos de veinte días. Los Persas vienen planteando grandes hostilidades desde hace años y el futuro es desalentador si no conseguimos imponernos esta vez. Nunca ha ocurrido y nuestra muerte es segura. Aunque algunos pensamos que puede ser nuestro gran momento. Pero hoy no te voy a contar nada que entristezca tu corazón. Huelo el mar y si cierro los ojos creo que estoy con todos vosotros.
Esta mañana he recorrido 30k siguiendo el perímetro de las líneas enemigas. En dos horas y veinticinco minutos pude regresar sano y salvo, esta vez, tan solo la base del talón dolía, soy afortunado.
Mi general a mi vuelta me felicitó y me ha confiado una gran responsabilidad, que te iré comentando a lo largo de estos días, si acaso soy capaz de encontrar las palabras adecuadas.
Mi general a mi vuelta me felicitó y me ha confiado una gran responsabilidad, que te iré comentando a lo largo de estos días, si acaso soy capaz de encontrar las palabras adecuadas.
Estoy dispuesto a todo, confío en tí, hermano mío, si la parca no me permite sostener la espada más tiempo del que mi vida dispone cuida de todos, dispón de mis bienes, y guarda mis sandalias pues Ares me permitirá volver a buscarlas para forzar a mi enemigo en su último aliento.
En Maratón, 3 de Abril de 490.
fuente: http://vamoscorriendopormadrid.blogspot.com
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