En el fútbol hay quienes están a favor y otros en contra, pero habría que preguntarle al seleccionado de Brasil que opina, sino veamos los resultados internacionales.
La Testosterona es una hormona sexual predominantemente masculina, con una proporción 10 a 15 veces superior a la mujer, que es sintetizada apartir del colesterol por las células de Leydig, que se encuentran en el testículo, generando espermatozoides (espermatogénesis) y aportan los caracteres sexuales masculinos (distribución del vello, la voz, desarrollo muscular, etc.), en la mujer está presente en los ovarios.
Las propiedades son:
Actúa en el metabolismo proteico, en el crecimiento muscular, aumenta el deposito de la fosfocreatina, aumenta la síntesis de glucógeno muscular, en el crecimiento óseo, estimula la eritropoyesis (glóbulos rojos), motiva y da agresividad, provoca cerramiento del cartílago de conjunción (niños).
Es una hormona que juega un papel importante en el equilibrio que se produce con el entrenamiento, sus niveles en sangre están más elevados durante la mañana,
ya que la liberación se produce durante el sueño o en el entrenamiento, es transportada en sangra por proteínas y se transforma en Dihidrotestosterona que es la forma activa y lista para actuar.
Durante el entrenamiento, a los pocos minutos la testosterona se eleva lentamente en sangre y alcanza el pico máximo entre los 30 y 40 minutos, luego comienza el descenso alrededor de los 90 minutos, en que el rendimiento físico disminuye y se debe esperar hasta que se recupere nuevamente los valores de testosterona que es alrededor de los 40 y 60 minutos y poder iniciar otra etapa de entrenamiento. De esa forma, se logra que cada etapa aumente los niveles en sangre.
Al comienzo de un entrenamiento es conveniente comenzar con ejercicios dinámicos y poliarticulares.
Hay estudios que han demostrado que ejercicios cortos e intensos, produce buenos niveles de testosterona, a diferencia de ejercicios extenuantes y prolongados que bajan significativamente los niveles de la hormona.
El doctor A. Jannini de la Universidad L' Aquila en Italia, estudio el efecto del sexo ante de las competencias y concluyó que el sexo estimula la producción de testosterona y aumenta la potencia de los atletas.
Otro estudio israelí, encabezado por el doctor Alexander Olshanietzky investigó antes de los juegos olímpicos de Atlanta, en 1996, que el rendimiento deportivo de las mujeres estaba directamente vinculado con el número de orgasmos, especialmente en velocistas y saltadoras. Mientras más orgasmos mayor rendimiento.
El Dr. Juan Sánchez García de España, demostró que no hay diferencias en los dosajes en sangre de testosterona basal entre deportistas y sedentarios, y sí un aumento significativo de la hormona tras la competición.
Conclusiones:
Más allá de los mitos, está demostrado que la testosterona natural producida por el organismo, aumenta en sangre, durante el sueño, según el tipo de entrenamiento deportivo y con las relaciones sexuales. Estas en forma controlada, con pareja estable, la noche previa a la competencia u horas antes, es músculo relajante, placentero, produce aumento de las endorfinas (sustancias que producen sensación de bienestar), el desgaste físico se calcula alrededor de 100 calorias aproximadamente, que equivale a subir dos pisos o caminar cuatro cuadras rápido, no implica un agotamiento físico.
Paradójicamente, hay estudios que demuestran que las mujeres teniendo menos nivel de testosterona, con el orgasmo aumenta dicha hormona e incrementa el rendimiento en velocistas y saltadoras.
Lo que no se aconseja, son los productos sintéticos (testosterona) como los anabólicos esteroides, considerados drogas prohibidas en el deporte y con efectos adversos importantes.
Dr. Norberto Debbag
Deportólogo Cardiólogo (UBA) drdebbag@hotmail.com
Buenos Aires Argentina Club Atlético Atlanta